Lunes
04 de noviembre de 2013 | Publicado en edición impresa
Comunidad
Jugar y
aprender, para ser independiente
Es la propuesta de la Casa del Niño María de Nazareth, que funciona en
Villa Ballester
Un lugar para que los chicos hagan libremente lo
que mejor saben hacer: jugar y aprender. Ésta es la propuesta de la Casa del
Niño María de Nazareth, en Villa Ballester, partido de San Martín.
Allí, cualquier rincón es una invitación a la
aventura. Cajones de fruta y verduras adornan el patio lleno de juegos de
exterior. En la cocina, un grupo de madres voluntarias cocina el almuerzo,
mientras los chicos se dividen según las edades en diferentes aulas en las que
son ayudados con los deberes escolares e invitados a participar de diferentes
actividades recreativas y pedagógicas.
"Trabajamos a contraturno de la escuela con el
método de enseñanza Montessori. Vimos cómo empezaron a responder los chicos de
manera fantástica y seguimos por este camino. Los chicos ganan en
independencia, estimulan los sentidos y las ganas de aprender, trabajan con
números y hasta producen sus propios libros", explica Graciela Klobovs,
responsable de la institución, mientras a su lado dos nenas juegan con figuras
geométricas con sus ojos tapados.
Actualmente son 87 los niños de 2 a 14 años que
todas las mañanas de lunes a viernes, además de desayuno y almuerzo, reciben
acompañamiento escolar y la enseñanza de algunos oficios. Hasta el año pasado,
la entidad funcionaba doble turno, pero tuvieron que cerrar el de la tarde por
falta de ingresos.
Patricia Castro fue una de las tantas madres
beneficiadas con la existencia de la Casa del Niño. Cuando se quedó sola con
tres hijos encontró en esta institución el apoyo y el refugio que necesitaba.
"Los traía a las 8.30 y los retiraba a las 4 de la tarde. Nunca había
trabajado, pero tuve que salir por mis hijos. El último de mis hijos dejó de
venir hace 3 años y yo sigo viniendo para colaborar con lo que sea",
explica Patricia.
Y agrega: "Tengo mi casita de material gracias
a esta ONG. Una mujer austríaca me apadrinó, me conoció y me empezó a mandar la
plata para construirla. Es un lugar que se necesita en el barrio porque los
chicos necesitan contención y porque los padres trabajan todo el día y no es
bueno que los chicos estén solos en la calle".
La Casa del Niño -que funciona desde hace 20 años-
tiene serios problemas para conseguir el dinero necesario para sostener el
funcionamiento del lugar. Si bien recibe becas del gobierno de Buenos Aires,
del Banco de Alimentos y del PNUD, no le alcanza para cubrir los gastos
diarios, del personal y de mantenimiento.
"La comida es lo que la gente más dona, pero
el problema es que no nos alcanza para cubrir los gastos mensuales de luz,
agua, gas, arreglos, viáticos y los honorarios. Lo único que no pagamos son los
impuestos municipales", dice Gabriela, que hace lo imposible por mantener
a flote esta institución, que tiene una lista de espera de chicos de casi el
doble de su capacidad.
Las necesidades más urgentes son voluntarios para
estar con los chicos, materiales para la construcción y mano de obra,
zapatillas infantiles, pañales, frazadas, sábanas, toallas, maderas para el
taller de carpintería, pintura para interior y exterior, artículos de cocina y
un horno pizzero para la cocina.
Los interesados en colaborar pueden llamar al
4738-5512 / 5195-8448 o escribir ainfo@casadelninomaria.com.ar. Para interiorizarse más
sobre el proyecto, pueden ingresar ahttp://casadelninomaria.com.ar /.
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